Una opción es organizar sesiones de formación para proponer alternativas de consumo responsable y de buena gestión de los residuos entre los y las empleadas. También se puede fomentar la organización de mercados de segunda mano en la propia entidad, para trabajadores/as, clientes y personas del barrio. Se puede llegar a colaboraciones con tiendas de reparación de electrodomésticos, ropa, tecnología... e implementar un sistema completo de separación de residuos.
Desperdiciar alimentos significa desperdiciar la energía, agua y recursos que se necesitaron para producirlos y transportarlos hasta nosotros. Para evitarlo, una entidad puede hacer diferentes acciones, como incorporar una compostadora para reciclar los restos orgánicos y utilizarlos en el jardín, u organizar una campaña de formación sobre cocina de aprovechamiento.
Para promover el consumo de agua del grifo y reducir el uso de agua embotellada podemos hacer diferentes acciones, como organizar charlas sobre los beneficios de no consumir botellas de agua, instalar fuentes de agua en nuestras instalaciones u ofrecer vasos, tazas, o botellas reutilizables a empleados/as, visitantes o clientes.
La acción climática no acaba en nuestra entidad, sino que podemos impulsar el cambio en otras empresas y entidades de nuestro alrededor. Si cuando compramos y contratamos servicios y productos tenemos en cuenta criterios medioambientales, podremos fomentar que cada vez más entidades se sumen al cambio.
¿Por qué importar productos de la otra punta del mundo si podemos traerlos de más cerca? Comprando a empresas locales no solo reducimos las emisiones de efecto invernadero sino que reforzamos el empleo local.
Las instalaciones de autoconsumo renovable pueden ser colectivas y compartidas entre varias personas o para todo un edificio. Puedes proponer a tus vecinos/as hacer un taller de la Oficina de la Energía para conocer las posibilidades del autoconumo colectivo en vuestro edificio, así como las ayudas que existen. Según el tamaño de la instalación, podréis ahorrar alrededor de 3000 kgCO2 al año.
Podemos poner pegatinas junto a los apartatos para mostar las temperaturas recomendadas, escoger equipos de alta eficiencia cuando los renovemos, ajustar y automatizar los horarios y temperaturas de calefacción y refrigeración, etc.
Los consumos stand-by, fantasma o no útiles pueden suponer entre un 2 y un 10% del consumo de una casa. Poner regletas para ayudarnos a apagar varios aparatos cuando no los utilizamos o programar el router para que se apague cuando estamos durmiendo puede hacernos ahorrar hasta 26 kgCO2 al año.
El primer paso para mejorar energéticamente nuestras oficinas es conocer en qué situación están. Hacer una auditoría energética o un certificado de eficiencia energética del edificio o local nos ayudará a conocer las fortalezas y debilidades y cuáles son las mejoras con mayor impacto.
Cuando tenemos que comprar o renovar un electrodoméstico o un equipo, es importante fijarnos en que tenga una calificación energética A. Aunque el precio inicial pueda ser mayor, puede ahorrarnos mucho dinero en facturas de la luz a lo largo de su vida útil.
Tener una oficina con una calificación energética alta significa mayor confort para las personas trabajadoras o visitantes, menos ruido y más luz natural. Además, puede ahorrarnos gran cantidad de dinero en facturas de luz y gas y compensar el coste más elevado de la compra o el alquiler.
La Misión Climática es una misión compartida y colectiva. Necesitamos que todo el mundo participe y colabore. ¡Anima a otras personas y entidades a unirse a la Alianza!
Recuerda que los cambios colectivos tienen mayor impacto, ¡cuántos más seamos, mejor! Te animamos a hablar con tu familia, amigos/as y vecinos/as sobre cambio climático y cómo conseguir que València sea más sostenible y agradable para todos y todas. También podéis organizar una visita al Observatorio del Cambio Climático para informaros.
Una ciudad climáticamente neutra es una ciudad verde, con espacios agradables donde pasear, jugar y disfrutar. Para ello, podemos contribuir con un huerto en nuestras instalaciones o cubiertas, o ampliando y cuidando nuestras zonas ajardinadas.
Hay cambios que no se pueden hacer desde lo individual. Únete con las personas y asociaciones de tu barrio para pedir proyectos que transformen el barrio y lo hagan más sostenible, solo así se conseguirá una verdadera transformación de València en una ciudad climáticamente neutra, por y para las personas.
Nuestro dinero puede fomentar cambios importantes, para bien o para mal. Por ejemplo, podemos invertirlo en proyectos de energías renovables, depositarlo en bancas éticas que cuiden el medioambiente o donarlo a ONGs que luchen por un modelo energético más justo y sostenible.
Otra forma de reducir nuestras emisiones de movilidad es reduciendo nuestros desplazamientos. Podemos dar facilidades e, incluso, instrucciones para fomentar el teletrabajo y las videoconferencias entre nuestro personal.
De forma más estratégica, podemos implantar un plan de movilidad sostenible en nuestra entidad que nos ayude a analizar la situación actual y las posibles mejoras. Con ello, podemos priorizar las acciones descritas en esta lista (transporte público, teletrabajo, bicicleta, etc.) para implementar las más efectivas o que encajen con nuestras posibilidades.
Más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero de València provienen de la movilidad. Podemos dar facilidades para incentivar que la gente utilice el transporte público o la bicicleta para ir a nuestras oficinas, como dar flexibilidad horaria, instalar aparcamientos seguros para bicicletas o dar bonos de transporte público a nuestros trabajadores y trabajadoras.
El avión es, con diferencia, el medio de transporte que más contamina. Al planificar viajes de empresa, podemos priorizar el tren u otros medios de transporte en vez del avión. Además, podemos plantearnos si todos los viajes son realmente necesarios antes de hacerlos.